Cuando me siento triste, lo único que me alienta son los bellos recuerdos. Me considero una persona muy sensible, que vive sólo de los buenos momentos junto a su familia y amigos.
Mi mejor etapa fué la secundaria: cuando llegué la primera vez al salón, no conocía a nadie a diferencia de otros compañeros que se conocían de las escuelas cercanas a mi casa. Conforme pasaba el tiempo, me fuí socializando con los demás compañeros y ya en el último grado me descarrié. Empezé a fumar, sino bailaba hacía el intento y comencé a bajar de calificaciones, ya que vivo en una zona bastante pesada y en la que tienes que acoplarte a como de lugar.Cuando terminé la secundaria, fui dejando esas amistades que no me convenían y ahora que los veo me dá tristeza por lo que ahora son: drogadictos, borrachos y rateros que sólo se la pasan en la calle perdiendo el tiempo y vagando sin rumbo; también amigas que salieron embarazadas y que ahora están sufriendo las consecuencias porque las abandonaron o las golpean.
Por ello, siempre le estaré agradecida a mis padres que me sacaron adelante porque ahora me doy cuenta de mis errores y de lo mucho que tenían razón.
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